15 enero 2025
por Madrid Nuevo Norte
En 1914, Miguel Otamendi, junto con sus socios y también ingenieros Carlos Mendoza y Antonio González Echarte, presentaron al gobierno de la época lo que sería el “transporte del futuro” en la capital. Su visión marcaría el inicio de una transformación significativa en la movilidad urbana madrileña. Cinco años después, en 1919, se inauguró la primera línea de ferrocarril metropolitano (conocido como “metro”), un hito que pocos podían imaginar que se convertiría en la extensa red que disfrutamos un siglo después.
El 31 de octubre de ese año, se abrió al público el primer tramo de la línea 1, que conectaba Sol con Cuatro Caminos. Con 3,48 kilómetros de longitud y ocho estaciones, este recorrido podía completarse en tan solo 10 minutos. Durante el primer año, más de 10 millones de personas utilizaron este nuevo medio de transporte, marcando el inicio de una revolución en la movilidad de la capital.
A medida que el metro ganaba popularidad, la red comenzó a expandirse paulatinamente. En 1924 se inauguró el tramo Sol-Ventas, y durante la década de 1930 se añadió el primer tramo de la línea 3. Sin embargo, la Guerra Civil frenó su desarrollo y la infraestructura existente sirvió como refugio para la población durante los bombardeos. En el período de posguerra, la expansión de la red se ralentizó, aunque se continuaron abriendo algunos tramos.
En 1967, nació el Plan de Ampliación del Metro, que se implementó a partir de 1974. Para entonces, la red contaba con 64 kilómetros. Y alcanzó los 100 en 1983. Actualmente, abarca alrededor de 295 kilómetros. El crecimiento ha sido gradual y muchas zonas de la capital, como Villaverde, Usera o Prosperidad, tuvieron que esperar un tiempo para estar conectadas. No fue hasta principios del siglo XXI cuando se inauguraron infraestructuras como el Metrosur y el Metro Ligero, interconectando distintas áreas de la Comunidad de Madrid.
Hoy, la mejora y ampliación de la red continúa, y entre los planes a corto plazo destacan la extensión en más de 30 kilómetros de la Línea 11 y la conexión de la línea 5 con el aeropuerto, así como la prolongación de la línea 3 hacia Getafe.
La innovación ha sido una constante en cada nuevo tramo añadido a la red. Además de todo lo ya mencionado, y asociado a la creación de Madrid Nuevo Norte, Madrid pronto contará con un nuevo tramo que incluirá tres estaciones provisionales: Centro de Negocios, Fuencarral Sur y Fuencarral Norte. Lo más destacado de este nuevo tramo es que será la primera línea del suburbano que funcionará desde su origen de manera totalmente automática, sin necesidad de conductores. En ese sentido, también está planificada la renovación integral de la línea 6 para adaptarse a los futuros trenes automatizados.
Este es solo el último avance es de décadas de pruebas y mejoras. En sus inicios, el metro obtenía electricidad a través de un sistema conocido como “tercera vía o raíl”, lo que presentaba riesgos significativos, como la posibilidad de electrocución si alguien caía a la vía. Para mitigar estos peligros, se adoptó el sistema de catenaria, utilizado por los tranvías, en el que un cable sobre los trenes proporciona electricidad a través de un mecanismo articulado llamado pantógrafo. Metro de Madrid perfeccionó y patentó la catenaria fija, tecnología que ha sido exportada a numerosos países.
Un siglo después, las inversiones y mejoras en las instalaciones continúan. Solo en 2022, Metro de Madrid destinó más de 16 millones de euros a la remodelación y acondicionamiento de las estaciones, centrándose en mejorar las escaleras mecánicas, ascensores, ventilación, climatización y las condiciones de las vías. El avance continuo de las tecnologías ha permitido mejorar el diseño y la planificación del metro, lo que ha redundado en una mayor eficiencia y sostenibilidad. La velocidad de los trenes también ha aumentado significativamente, alcanzando más de 100 kilómetros por hora en tramos interurbanos.
El transporte público de Madrid se ha convertido en una referencia a nivel europeo, con una infraestructura acorde con el crecimiento de su área metropolitana. Sus más de 300 estaciones son testimonio de la amplitud de su servicio. La importancia de esta extensa red de transporte suburbano es evidente, ya que facilita una movilidad eficiente y asequible, incrementando las oportunidades laborales, de ocio y tiempo libre de forma económica, sin tener que recurrir al coche.
Por otro lado, el metro es un aliado fundamental de la sostenibilidad, ya que descongestiona el tráfico en la superficie, permite una mayor fluidez en los desplazamientos y reduce los tiempos de viaje. Además, al funcionar con electricidad, disminuye las emisiones de dióxido de carbono y la contaminación del aire urbano, ayudando a mantener el entorno más limpio. En definitiva, el Metro encarna cada vez más las características del transporte del futuro –y del presente–: eficiencia, sostenibilidad y comodidad.