16 septiembre 2020
por Madrid Nuevo Norte
Madrid Nuevo Norte, el proyecto actual de regeneración urbana más importante de Europa, va a crear más de 200 hectáreas de nueva ciudad: calles, parques, viviendas, equipamientos públicos… Durante mucho tiempo, cuando se hablaba de urbanismo, venía a la mente la idea de desarrollos urbanísticos surgidos de un tablero de dibujo o pantalla de ordenador sobre terrenos sin urbanizar fuera de las ciudades. Desarrollos que consumían suelo nuevo, llegando en ocasiones a agotar el territorio y a aumentar gradualmente el perímetro de las ciudades dejando cada vez menos terreno libre para el campo, las actividades agrícolas o las zonas naturales.
Esa tendencia está siendo superada en los últimos años por una nueva generación de proyectos urbanísticos internacionales que aprovechan la gran oportunidad que representan determinados terrenos industriales obsoletos, grandes infraestructuras ferroviarias, portuarias o de carreteras ubicadas en el corazón de las ciudades. Vacíos urbanos denominados en inglés “brownfields”, extensiones de terrenos baldíos y abandonados que suponen, casi siempre, una barrera dentro de los propios núcleos urbanos.
Los ejemplos de esta tendencia son muchos y han originado decenas de desarrollos urbanísticos que consiguen que la ciudad crezca, que esté mejor conectada, que sea más habitable, sin necesidad de crear ensanches urbanos ni de ampliar los límites de la ciudad. Son proyectos como King’s Cross, en Londres, la neoyorquina Hudson Yards o Porta Nuova en Milán, que aprovechan antiguos terrenos ferroviarios, así como el también londinense Canary Wharf, Hafencity, en Hamburgo o Barangaroo, en Sydney, que urbanizan zonas portuarias obsoletas, por citar sólo algunos ejemplos.
Este tipo de proyectos se están desarrollando en grandes ciudades de países como Alemania, Países Bajos, Canadá o Australia, y tienen como antecedentes otros que abrieron ese camino hace ya varias décadas, entre los que destaca un caso singular, la regeneración de Potsdamer Platz en Berlín. Singular por su fuerte significación, dado que este desarrollo vendría a coser de nuevo, tras la reunificación de Alemania de 1989 y la caída del muro de Berlín, una de las zonas que, precisamente, había quedado en tierra de nadie entre ambas partes de la ciudad, totalmente destruida y vaciada en las inmediaciones del muro, en pleno centro histórico.
Las ventajas de la regeneración urbana frente a la expansión son muchas: no sólo se consigue conectar zonas aisladas dentro de la ciudad y mejorar la movilidad, sino que es un beneficio en términos de sostenibilidad, ya que optimiza los recursos y hace que los equipamientos y las infraestructuras sean utilizados por más ciudadanos, limitando el impacto de la intervención.
Los terrenos sobre los que se va a desarrollar Madrid Nuevo Norte se extienden a lo largo de una franja alargada con un ancho de hasta 1 kilómetro y que atraviesa el norte de Madrid, desde la calle Mateo Inurria, en los alrededores de Plaza de Castilla, hasta la M-40. Una superficie total de más de tres millones de metros cuadrados, de los cuales, y tras descontar el espacio que ocupan las vías del tren y la M-30, se actuará sobre 2.357.443. La brecha urbana que viene a salvar, ocupada por instalaciones ferroviarias, terrenos baldíos y zonas industriales obsoletas, tiene 5,6 kilómetros de longitud de norte a sur, lo que equivale a la misma distancia que hay entre Neptuno y Plaza de Castilla. Sin duda, una oportunidad histórica para la capital.