16 octubre 2020
por Madrid Nuevo Norte
La ciudad de Madrid ha activado diversas iniciativas de renaturalización para aumentar la presencia vegetal en su entorno urbano, con nuevas zonas verdes interconectadas, un bosque metropolitano y proyectos a escala de barrio.
La ciudad de Madrid ha puesto en marcha un ambicioso plan para aumentar sus superficies verdes, plantar cientos de miles de árboles e interconectar las zonas naturales con la red de parques existentes. Esta estrategia urbana del Ayuntamiento de Madrid ha recibido el nombre de Madrid Isla de Color, un plan que engloba distintas iniciativas. Aunque su actuación más emblemática es el futuro Bosque Metropolitano, un corredor verde de 600 hectáreas de extensión que rodeará la ciudad, el plan abarca varios ámbitos, incluyendo intervenciones más pequeñas en parcelas desocupadas o comunidades de vecinos, con la intención de renaturalizar múltiples espacios urbanos. Estas iniciativas municipales se van a complementar con otro anillo forestal más amplio a escala regional, el Arco Verde, un proyecto de la Comunidad de Madrid que recorrerá los municipios ubicados en torno a la capital.
En este post repasamos las principales iniciativas orientadas a llenar Madrid de verde en los próximos años, desde las más extensas, a nivel territorial, hasta las pequeñas intervenciones de proximidad.
La Comunidad de Madrid dio a conocer en 2019 el proyecto de un gran corredor medioambiental en forma de anillo, que recorrerá la región. Con el nombre de Arco Verde, esta franja continua de naturaleza rodeará el municipio de Madrid, y conectará el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama con tres parques regionales (el del Sureste; el del Curso Medio del río Guadarrama; y el de la Cuenca Alta del Manzanares), así como con diversos parques de la periferia de la capital. En total, las actuaciones previstas unirán 30 áreas verdes de uso público ya existentes ubicadas en 26 municipios de la región, e incluirán actuaciones específicas para fomentar la biodiversidad, con especial atención a humedales y cauces fluviales.
Ya dentro de la ciudad de Madrid, el Bosque Metropolitano conformará un segundo anillo de 75 kilómetros de espacios naturales, que va a tomar forma gracias a la plantación de 100.000 árboles autóctonos, entre ellos, encinas, álamos, acebuches, madroños, pinos, algarrobos, sauces, fresnos, olmos, y también de especies arbustivas como retamas, majuelos, adelfos, romeros, enebros o jaras. El proyecto unirá entre sí los parques forestales ya existentes en la capital para formar un único conjunto y contribuirá a la restauración ecológica de zonas degradadas. Uno de los recursos que se van a poner en marcha para lograr la continuidad de estos espacios naturales y salvar las carreteras existentes son los llamados “ecoductos” o “puentes verdes”, amplios pasos elevados que permiten conectar los hábitats a ambos lados de estas infraestructuras.
Actualmente está en marcha el concurso de ideas para seleccionar las mejores soluciones ambientales y paisajísticas en cada uno de los cinco ámbitos en los que se ha dividido el proyecto.
A su paso por las estribaciones del monte de El Pardo, el Bosque Metropolitano va a unirse con el eje verde de Madrid Nuevo Norte, una red lineal de parques interconectados que se introducirá en los barrios del norte de la ciudad y estará en continuidad, a su vez, con los principales parques de los distritos de Fuencarral-El Pardo, Tetuán y Chamartín. La actuación se complementará con el gran Parque Central que cubrirá de verde 13 hectáreas sobre el haz de vías de Chamartín, así como otras estructuras de conexión ecológica sobre las vías del tren.
La iniciativa Madrid Isla de Color incluye también otro tipo de acciones, como la puesta en valor de parcelas municipales para crear más usos verdes en los barrios, y potenciar los huertos urbanos de la ciudad para que surtan de alimentos de proximidad a las zonas en las que se implantan. El objetivo de la iniciativa, llamada Barrios Productores, es crear huertos comunitarios y convertir muchos que ya están en marcha en auténticos huertos productores. Los espacios participantes se vincularán a un programa de emprendimiento para que, además del impacto ambiental positivo, tengan también un impacto en la generación de empleo de proximidad.
El proyecto actuará también sobre espacios urbanos desocupados y con gran potencial, que están presentes en la mayoría de los barrios de Madrid: áreas libres entre bloques de viviendas, solares sin uso, tanto privados como de propiedad municipal, cubiertas de edificios e incluso locales comerciales vacantes.
En paralelo con esta estrategia de renaturalización, que incide sobre barrios consolidados de la capital, Madrid Nuevo Norte plantea a su vez la introducción de la naturaleza en el ámbito de su actuación, un espacio actualmente ocupado por las vías del tren, zonas baldías e industrias obsoletas. El proyecto plantea la creación de un ecosistema propio que fomente la biodiversidad en la zona mediante el uso de especies adaptadas al clima y los condicionantes hídricos de Madrid. Uno de los elementos más singulares de la naturalización urbana en Madrid Nuevo Norte es que no sólo se crearán espacios verdes convencionales sino que se fomentará la presencia de jardines en las fachadas y las cubiertas de los edificios, colonizando superficies que tradicionalmente no se tenían en cuenta para introducir especies vegetales.