17 mayo 2019
por Madrid Nuevo Norte
La distancia entre los extremos norte y sur del ámbito de actuación es la misma que la existente entre la plaza de Castilla y la fuente de Neptuno y, si superponemos la huella del ámbito sobre el centro de Madrid, la superficie que abarca el proyecto cubriría un área de la capital que incluiría La Bolsa, el palacio de Telecomunicaciones, museos como el Thyssen-Bornemisza, el Lázaro Galdiano o el de Ciencias Naturales, el estadio Santiago Bernabéu, AZCA, los Nuevos Ministerios, la Residencia de Estudiantes, los Juzgados de Plaza de Castilla y un largo etcétera.
Esta comparativa nos puede dar la idea de la oportunidad histórica que Madrid Nuevo Norte supone para Madrid. Un lienzo en blanco, que pronto tendrá un planeamiento urbanístico aprobado y sobre el que se van a ir definiendo, en sucesivas pinceladas, infraestructuras, equipamientos, focos de actividad económica, edificios singulares, todos ellos hitos que servirán para conformar un nuevo Madrid, para pintar el cuadro de la ciudad que nos queda por hacer.
En muy contadas ocasiones la ciudad se ha encontrado con oportunidades históricas de transformación comparables. Algunos ejemplos serían el conocido como Plan Castro, que definió a mediados del siglo XIX el ensanche de Madrid y se plasmó en el trazado del Distrito de Salamanca; el diseño de la Ciudad Lineal de Arturo Soria con el cambio de siglo; la apertura de la Gran Vía en el XX o, ya en nuestros tiempos, la intervención sobre el sur de la M-30 para cubrirla, convirtiéndola en el gran parque de Madrid Río. Son momentos en los que la ciudad ha de estar a la altura de la oportunidad que se presenta y apostar por ella de forma decidida, como está ocurriendo con Madrid Nuevo Norte, que cuenta con el apoyo unánime de las instituciones públicas y de los madrileños.
Es hora, pues, de dotar de cultura, de empleo, de paseos y espacios públicos, de ciudad al fin y al cabo, ese gran vacío urbano que hoy es nuestra gran oportunidad de futuro para moldear el Madrid que soñamos.