25 abril 2024
por Madrid Nuevo Norte
Gran parte del atractivo de una ciudad para sus habitantes reside en la energía y vitalidad de sus calles, parques y plazas; en la creación de espacios comunitarios que día a día vertebran la vida de sus vecinos. Cada vez más, la ciudadanía valora los entornos urbanos en los que poder dar agradables paseos, frecuentar comercios de confianza o acabar compartiendo buenas conversaciones y momentos en cafés, bares o restaurantes. Algo que, como recuerda el escritor George Steiner en su célebre ensayo La idea de Europa, se trata de una de las esencias del viejo continente.
El papel del comercio en las ciudades ha sido un elemento esencial en el desarrollo económico y en la construcción de urbes prósperas y vibrantes a lo largo de la historia, desde las tiendas a pie de calle de la Roma antigua a la proliferación de pequeños comerciantes y artesanos en las ciudades de la baja edad media. Pero es que, además, según un informe del Consejo de Europa sobre el fomento de la cohesión social a través del comercio, la actividad comercial, en su sentido más genuino, puede ayudar a generar vínculos sociales y establecer un sentido de comunidad, pues las relaciones personales fruto del intercambio comercial ayudan a fortalecer y tejer precisamente relaciones de confianza que trascienden la satisfacción de intereses o el mero intercambio material, cohesionando a la comunidad.
Desde luego, este tipo de relaciones se dan con mayor facilidad en comercios pequeños y locales cuyos dueños y trabajadores establecen relaciones asiduas y de confianza con sus clientes. La apuesta por el comercio pequeño y local fomenta la revitalización de la vida social en las calles y plazas de una ciudad, aumenta la calidad de vida de sus ciudadanos, atrae a nuevos visitantes y facilita momentos para el ocio y el entretenimiento, ayudando además a generar entornos más amables y seguros.
Este modelo de economía local basado en el emprendimiento local y en la pequeña empresa se ha desarrollado de forma orgánica y natural, especialmente en ciudades de tamaño mediano. Un tipo de comercio que se erige como locomotora de la economía local y creador de auténticos lugares comunitarios. El tejido de las pequeñas empresas también ha sido fundamental para el desarrollo económico y la vitalidad de las grandes urbes. En este sentido, urbanistas como Jan Gehl han reivindicado la necesidad de continuar repensando grandes ciudades en las que el dinamismo de la economía local de barrio sea la clave para la consecución de un modelo de ciudad vibrante, amable y comunitaria. Un informe de la Initiative for a Competitive Inner City (ICIC) ) ya señaló hace algunos años la aportación del pequeño comercio a la economía local en las grandes urbes, basándose en el estudio de cinco grandes ciudades de Estados Unidos. El estudio destacó la importancia de las pymes en clústeres empresariales urbanos y el elevado porcentaje de empleo creado por este tipo de empresas.
Tras la pandemia del COVID-19, han sido numerosas las políticas públicas que han tratado de ayudar a la recuperación del pequeño comercio. Muchos ciudadanos han visto el sentido a apostar por un consumo con más protagonismo de tiendas de proximidad. Según un estudio de 2023 de Inmark para el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo del Gobierno de España, una amplia mayoría de los consumidores españoles opinan que el comercio pequeño y mediano de proximidad cumple satisfactoriamente sus expectativas, con una nota de 6,89 puntos sobre 10- aunque existen aún amplios márgenes de mejora, según concluye el propio estudio, pudiendo llegar al menos a una nota de 7,50 puntos. El pequeño y mediano comercio tiene claros puntos a favor, derivados de su naturaleza, y es valorado especialmente por el trato y atención hacia el cliente así como la comodidad y ahorro de tiempo por su localización cercana. En la elección del comercio, siguen teniendo importancia “básicos” como confianza, seguridad, trato, especialización y asesoramiento, propios de este tipo de comercio.
Son datos positivos y esperanzadores, pero precisamente estos márgenes de mejora deben motivar a los poderes públicos a impulsar el pequeño comercio en colaboración con las organizaciones empresariales y la sociedad civil.
En este sentido, Madrid Nuevo Norte, el proyecto de transformación urbana más importante de Europa ha integrado en su diseño el pequeño comercio en los nuevos barrios y prevé una completa oferta comercial, de restauración y de ocio a pie de calle, situando bajos comerciales en el 90% de las parcelas que prevé construir; más de 100.000 metros cuadrados de locales comerciales que, en la mayoría de los casos, tendrían un tamaño idóneo para el pequeño comercio.
La revitalización del pequeño comercio representa un compromiso con la vitalidad y la diversidad de las ciudades construyendo un tejido vital que une a los ciudadanos en los espacios urbanos. Es fundamental reconocer el valor único que aportan estos establecimientos a la vida cotidiana, ya que las tiendas de proximidad son algo más que una actividad económica, convirtiéndose en el núcleo vital de los barrios, reforzando los vínculos sociales y conservando la identidad cultural.