30 septiembre 2024
por Madrid Nuevo Norte
Madrid celebra el 150 aniversario del nacimiento de Antonio Palacios, arquitecto de marcada personalidad al que se le debe la modernización de la ciudad. Su legado ha dejado una profunda impronta en la urbe y sus monumentales edificios se han convertido en verdaderos iconos de la capital, como el Palacio de Cibeles –actual sede del consistorio–, el Círculo de Bellas Artes o el edificio del Banco Español del Río de la Plata –hoy sede del Instituto Cervantes–. Fue también Palacios quien diseñó las primeras estaciones y bocas del suburbano madrileño y su conocido logo, inspirado en el suburbano londinense. Sus obras no solo embellecieron el paisaje urbano, sino que también reflejaron las aspiraciones de una capital que buscaba reinventarse a través de una nueva identidad que se adaptara (o incluso se adelantara) a los tiempos modernos.
Antonio Palacios (1874–1945), nacido en la localidad pontevedresa de Porriño, se trasladó a Madrid para cursar estudios de Arquitectura, durante los cuales se vio influenciado por los arquitectos Viollet-le-Duc, Otto Wagner o Ricardo Velázquez Bosco. Este último maestro fue quien le brindó una primera oportunidad para iniciarse en el oficio tras obtener la titulación.
En 1902, junto a su amigo y compañero de universidad Joaquín Otamendi, fue nombrado vocal de la Sección de Arquitectura del Círculo de Bellas Artes. Ambos empezaron a participar de forma conjunta en concursos públicos, como el proyecto para la construcción de un Puente Señorial en la ría de Bilbao o un diseño no realizado para el Casino de Madrid. Ese sería el inicio de su meteórica carrera, marcada en su primera etapa por sus colaboraciones con Otamendi. De hecho, pese a su juventud y corta experiencia, llegaron a formar una de las duplas más importantes del panorama arquitectónico español: la parte más creativa, estilística y conceptual de los proyectos corría a cargo de Palacios, mientras Otamendi se encargaba de los aspectos más técnicos.
En 1904, ambos arquitectos se presentaron al concurso para diseñar el Palacio de Comunicaciones, edificio que debía albergar las oficinas centrales de los servicios de correos y telecomunicaciones. Su proyecto resultó ganador e impresionó por su monumentalidad e historicismo, así como por una distribución funcional y racional de los espacios interiores. El edificio fue inaugurado en 1918 y fue la primera de una serie de proyectos urbanísticos en Gran Vía, Alcalá, Recoletos y Castellana que configurarían el Madrid «moderno» de principios del siglo XX. Ese mismo año, Palacios fue nombrado arquitecto jefe del Ministerio de Fomento y vocal de la Junta de Urbanismo, cargo que compaginaba con sus trabajos de carácter privado.
En este proyecto quedó perfectamente definida la personalidad de sus diseños: una elegante monumentalidad, la combinación de diferentes estilos y la utilización de los materiales vistos como elementos decorativos: las texturas y colores de los distintos tipos de piedra, el elegante brillo de los bronces… Hoy en día el edificio es conocido como el Palacio de Cibeles y desde 2007 es la sede del Ayuntamiento de Madrid.
En 1906, Dolores Romero, viuda del exitoso empresario Curiel y Blasi, decidió emprender un proyecto filantrópico. Encargó entonces el diseño a Palacios y Otamendi de un edificio que serviría como hospital para ofrecer servicios sanitarios a familias desfavorecidas. Es el conocido Hospital de Jornaleros de San Francisco de Paula, cuyas obras se iniciaron en 1909 y finalizaron en 1916.
El edificio se caracteriza por una distribución de carácter funcional, manteniendo un carácter monumental. Su distribución favorece la luz en las estancias con vistas a zonas ajardinadas y la circulación del aire, lo que resulta más saludable para los enfermos. En el extremo norte, hacia Raimundo Fernández de Villaverde, se erige una iglesia con acceso directo desde el exterior y fachada monumental.
En 1984 el inmueble, a excepción de la iglesia, fue adquirido por la Comunidad de Madrid para albergar la sede de la Consejería de Transportes, Vivienda e Infraestructuras.
La asignación tanto del edificio de Cibeles como del hospital otorgó a los jóvenes arquitectos un reconocido prestigio, y pronto las más pujantes compañías y la burguesía madrileña se afanaron en solicitar sus servicios. Así, el Banco Español del Río de la Plata en 1910 les encargó el diseño de las que serían sus oficinas centrales en la calle Alcalá. En esta ocasión, pese a mantener su esencia monumental, el arquitecto gallego aparcó el neogótico español, tan característicos de las dos obras anteriores y apostó por un estilo clásico con influencias norteamericanas. En el chaflán del edificio se erige el pórtico principal, ornamentado por cuatro cariátides, que muestran el interés del arquitecto por los elementos escultóricos. Desde 2007, el edificio es la sede del Instituto Cervantes.
En los años siguientes, Palacios y Otamendi diseñaron otros edificios comerciales como la Casa Comercial Palazuelo o la Casa Matesanz, ambas con marcada influencia de los primeros rascacielos que se levantaban en Chicago y de otros estilos norteamericanos. Además, recibieron solicitudes de la alta sociedad para el diseño de sus casas particulares como la Casa Palacio de Demetrio Palazuelo o la casa de los condes de Bugallal. Trabajaron juntos hasta 1919, aunque siempre conservaron una preciada amistad.
En 1919, los socios del Círculo de Bellas Artes votaron a favor del proyecto de Palacios. Se trata de una de sus obras más interesantes y rompedoras. A diferencia de la mayoría de los edificios con fines culturales e intelectuales de la época, el proyecto de Palacios contempló un edificio de gran altura y verticalidad, coronado por una estatua clásica, una minerva que contempla Madrid desde la altura sujetando su escudo y lanza. El interior se caracteriza por disponer de una escalinata imperial de doble tiro que va distribuyendo a los diferentes niveles, cuyos volúmenes se van escalonando a medida que el edificio gana altura. Incluso tiene espacios que, para ser más monumentales crecen superponiéndose a otros. Por ejemplo, la cúpula central del salón de baile, en la planta noble, llega a invadir parte del nivel superior para ganar en espectacularidad.
Así, cada una de las plantas fue diseñada para albergar una variedad sorprendente de actividades hasta crear una pequeña ciudad dentro de la ciudad: restaurantes, café con privilegiadas vistas a la calle, zonas de descanso, casino, biblioteca, escuela de artes, salas de exposición, apartamentos para artistas… hasta piscina y peluquería, todo pensado para los socios del club. Sin duda, hoy su azotea es una de las más populares y concurridas de la capital.
En 1917, la compañía del metropolitano madrileño, dirigida por el hermano de Otamendi, encargó el diseño y decoración de estaciones y bocas de metro a Palacios, destacando especialmente por su elegancia los templetes de Sol y Gran Vía y la decoración con azulejos de toda la red, que proporcionaban una mayor luminosidad y atenuaban la posible sensación de claustrofobia en los viajeros. Aunque buena parte de sus trabajos en el suburbano han sido modificados por las sucesivas reformas y ampliaciones, aún hoy podemos contemplar algunos de sus espacios originales en Pacífico, Tirso de Molina y Bilbao, además de una verdadera joya: la antigua estación de Chamberí que tras décadas en desuso que le valieron el sobrenombre de “estación fantasma”, fue reconvertida en museo. También se conservan detalles históricos de forja y granito en estaciones como Noviciado y Cuatro Caminos. Esta última ha recuperado recientemente la farola que formaba parte del diseño original.
Antonio Palacios no solo fue un arquitecto, también fue un urbanista y un creador ilustre y prolífico con diferentes facetas artísticas. Dibujó muchos de sus proyectos arquitectónicos y colaboró con pintores, escultores y ceramistas en el diseño de los elementos decorativos de sus edificios. Además, realizó ambiciosos proyectos urbanísticos para la ciudad de Madrid y también para Vigo, aunque nunca llegaron a materializarse.
Para profundizar más sobre su extenso legado arquitectónico, cultural y artístico, que ha dejado una profunda huella en la capital, puedes consultar la web institucional creada con motivo del 150 aniversario de su nacimiento.