25 febrero 2020
por Madrid Nuevo Norte
DCN ha presentado junto a la Cátedra UNESCO el resultado de meses de trabajo junto a las vecinas de los barrios del norte de Madrid
El informe presentado es el resultado de los talleres y marchas de género para mujeres y supone un paso más en la aplicación de la perspectiva de género en Madrid Nuevo Norte
Teresa Valle, participante de los talleres exploratorios de género y vecina de Chamartín: “El taller me pareció muy interesante porque nadie me había preguntado que obstáculos me encuentro en mi día a día en mi barrio”
Distrito Castellana Norte (DCN) ha presentado el “Informe de las marchas exploratorias de seguridad en los barrios colindantes a Madrid Nuevo Norte”. Este informe es el resultado del trabajo conjunto de DCN y la Cátedra UNESCO de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
DCN y la Cátedra UNESCO trabajan unidos para incorporar la perspectiva de género al proyecto Madrid Nuevo Norte (MNN). Juntos participaron en la séptima edición de las conferencias Engendering, organizadas por ONU-Hábitat bajo el paraguas del Octubre Urbano, que abordó la integración del género en los grandes procesos de regeneración urbana, y en el curso “Urbanismo, Género y Participación: otras formas de pensar la ciudad”, organizado con la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
Madrid Nuevo Norte es el primer gran proyecto urbanístico de España en contar, desde su origen, con una evaluación de impacto de género. Un informe que analiza y tiene en cuenta las diferencias de género a la hora de diseñar la ciudad. Así, la perspectiva de género ha estado presente de forma transversal y a todos los niveles en el diseño de MNN.
Continuando esta senda, el área de Compromiso Social de DCN diseñó junto a la Cátedra UNESCO un proyecto específico para las mujeres de los barrios del norte de Madrid, centrado en la participación. Porque contar con la visión de todos los colectivos es lo que va a ayudar a crear ciudades habitables. En lo que a mujeres se refiere, los agentes implicados en el urbanismo han de ser capaces de llegar a ellas, para que su voz esté lo suficientemente representada y, finalmente, formen también parte del proceso de crear ciudad.
Con este objetivo en mente, nacieron los “Talleres exploratorios de género”. Como su nombre indica, el proyecto consistió en la realización de una serie de talleres preparatorios con mujeres de los barrios colindantes a MNN y unas marchas exploratorias de seguridad alrededor de dichos barrios. Las conclusiones de esos trabajos se recogen en el informe presentado, también elaborado por la Cátedra UNESCO, y en el que se han mapeado las zonas percibidas por las mujeres como seguras y las percibidas como inseguras. A la presentación, realizada en el auditorio de La Casa del Lector de Matadero Madrid, acudieron casi 80 personas.
Gema Del Pozo, directora de Compromiso Social de DCN, fue la encargada de introducir el acto y, acompañada por Inés Novella, investigadora de la Cátedra UNESCO y autora del informe, explicaron el proyecto y sus resultados. “Cuando hicimos este proyecto, lo hicimos para conocer qué dificultades se encontraban las mujeres en su día a día en los barrios de alrededor de MNN y con esa información intentar evitar que se repitieran esos errores en lo que va a ser MNN”, expuso Gema Del Pozo.
Y es que un proyecto de esta envergadura, integrado en la ciudad de Madrid y que impactará de forma directa en más de medio millón de personas, como señalan desde Compromiso Social de DCN, “no puede hacerse de espaldas a los ciudadanos”. Incorporar sus necesidades reales en el proyecto a través de la participación es clave.
Por tanto, Madrid Nuevo Norte es una oportunidad única para replantear los actuales modelos de ciudad e incorporar la perspectiva de género en la planificación, el diseño y la gestión urbana.
“Está demostrado que la perspectiva de género aplicada a cualquier disciplina, también al urbanismo, permite mejorar. Si se aplica y se sabe hacer bien ofrece un urbanismo mejor para todos, no solamente para las mujeres”, explicó Inés Novella durante la presentación.
Hay temas dentro del ámbito del urbanismo y de la planificación territorial que son especialmente relevantes para el género, y hay cuestiones que tienen que ver con los procesos políticos, ciudadanos y técnicos que acompañan al planeamiento y también tienen relevancia para el género.
Cuando hablamos de perspectiva de género aplicada al urbanismo, todo gira en torno al hecho de que hombres y mujeres viven de manera diferente la ciudad porque tienen una vida diferente. Las mujeres siguen siendo las principales encargadas del cuidado de terceros, niños y mayores, y eso hace que realicen actividades diferentes, vayan a lugares diferentes, se muevan de forma diferente y, por tanto, ante un mismo escenario -la ciudad- su relación con ese escenario, de base, es diferente.
“Las mujeres son uno de los colectivos que mayor uso hace del espacio público y eso las convierte en expertas porque lo hacen con una visión dual: seres humanos y ciudadanas y como acompañantes o cuidadoras de otra persona. Tienen capacidad para mirar no solamente por ellas, sino por mucha gente que también pertenece a colectivos vulnerables y que muchas veces difícilmente tiene capacidad para hacer llegar su voz en los procesos de participación ciudadana y de toma de decisiones técnicas relacionadas con el urbanismo” continuó Novella.
El proyecto realizado se centró fundamentalmente en dos aspectos relativos al género aplicado al urbanismo: la calidad del espacio público y la percepción de inseguridad, y la participación, aunque tocó otros muchos aspectos. Y es que las mujeres están mucho menos presentes que los hombres en procesos participativos y, a través del trabajo con ellas, otros sectores de la población, que tienen problemas a la hora de utilizar la ciudad, también se encuentran representados. “Su voz está menos recogida en cualquier proceso de participación y toma de decisiones y por tanto sus necesidades específicas, diferentes a las de los hombres, se recogen menos simplemente porque no participan y entonces no llega la información a donde tiene que llegar. Por eso obtener información de las mujeres, de su conocimiento y experiencia diaria, sobre qué está pasando alrededor de MNN, y conseguir su participación es clave”, indicó Inés Novella.
El trabajo con las mujeres comenzó con los talleres y se centró en tres zonas colindantes con MNN: Fuencarral, Chamartín y Las Tablas. Son tres barrios muy diferentes urbanísticamente y a nivel sociodemográfico, por lo que se pudieron trabajar diferentes aspectos a nivel espacial, a nivel humano y también a nivel de sus protagonistas, las mujeres.
“En cada barrio se comenzó a trabajar con un propósito diferente, porque son barrios diferentes y el enfoque de género, en principio, también era diferente, aunque encontramos similitudes. En los talleres hablamos, pensamos sobre plano, pensamos sobre imagen, las escuchamos, les damos pie para que hablen sobre determinados temas. Obtenemos un mapa de la percepción de inseguridad y de las zonas que les gustan y por qué y de cuáles son sus recorridos peatonales habituales”, explicó Novella.
Tras los talleres se realizaron las marchas. Las marchas exploratorias de seguridad no son algo nuevo. Se originaron a principio de los años noventa en la ciudad de Toronto y consisten en la evaluación realizada en terreno que hace un grupo representativo de la comunidad de un espacio sentido como problemático o inseguro. Los objetivos fundamentales de las marchas realizadas en el norte de Madrid fueron obtener información sobre la calidad y el funcionamiento de determinados ámbitos de la ciudad y trabajar junto a las mujeres, que “son expertas en la ciudad y no lo saben”, remarcó Novella. “Lo que queríamos era recorrer con ellas zonas que conocen muy bien, y hablar con ellas, escucharlas. Ellas saben mejor que nadie que problemas hay y sus prioridades, cómo mejorar urbanísticamente su barrio, lo que éste necesita”.
Además, en este caso, el trabajo aprovecha todo su potencial, pues va dirigido a un proyecto concreto, Madrid Nuevo Norte, y se ha trabajado junto al área técnica de DCN, alimentando todo el proceso técnico e incorporando los resultados al proyecto.
Las verdaderas protagonistas de este proyecto fueron, por tanto, las mujeres que participaron en los talleres y marchas. Por ello, una representación de estas ciudadanas y vecinas del ámbito de actuación de MNN, participó en el acto de presentación del informe. Novella explicó que “es muy interesante trabajar con las mujeres en sus propios barrios, porque las mujeres definen mucho la percepción que hay sobre el territorio”.
Ana Etchenique y Esther Rodríguez, vecinas de Fuencarral; Teresa Valle y Montserrat Martínez, vecinas de Chamartín; y Lizeth Morán, vecina de Las Tablas, fueron las encargadas de explicar su experiencia en todo el proceso, centrándose cada una en su barrio de procedencia.
La primera en intervenir fue Ana. Para ella el trabajo realizado con DCN y la Cátedra UNESCO es solo un primer paso. “Este proyecto entre mujeres me pareció muy interesante, el taller, la metodología, el tema de la seguridad en el que se basaba…Lo que queremos es que nuestro barrio, nuestra zona, esté más cuidada, más atendida y que haya más proyectos de estos de participación y comunicación. Tenemos que presionar la parte social, la parte de barrio, que es tan importante, y este paso ha sido fundamental y yo creo que el primero y tenemos que seguir”, remarcó.
Para Esther, el proyecto de los talleres ha supuesto una visión de su barrio que antes no tenía. “Me di cuenta de la inseguridad que sienten personas que no viven en el barrio. Sienten miedo en ciertas zonas, por la falta de visibilidad, por ser callejones, etc. Lo que a mí me parece normal, porque vivo en el barrio, la gente lo percibe como inseguro”. De hecho, en Fuencarral las zonas percibidas como más inseguras se encuentran alrededor de los transportes públicos, Metro y Renfe. “Esta situación limita mucho la movilidad de la gente qué más usa el transporte público, que son las mujeres”, intervino Novella. Precisamente el fomento del transporte público es una de las apuestas clave en el desarrollo del norte de Madrid.
“El taller me pareció muy interesante porque nadie me había preguntado que obstáculos me encuentro en mi día a día en mi barrio. Como persona con movilidad reducida me encuentro con muchos obstáculos a la hora de moverme. Siempre tengo que cambiar el recorrido para evitar obstáculos. Me pareció una gran iniciativa”, aportó Teresa sobre Chamartín. Ella, como muchas de las mujeres que intervinieron en los talleres y marchas, quiso participar porque quería escuchar las opiniones de otras mujeres y poner sobre la mesa los obstáculos con los que se encuentran en su vida diaria. “Quería contar mi experiencia, escuchar y compartir”.
Por su parte, Montse definió la iniciativa como maravillosa. “Me llamó la atención que quisieran contar conmigo, que quisieran saber mi opinión. No estamos acostumbrados a que los vecinos, los que de verdad conocemos nuestros barrios, seamos preguntados por ello. Ha sido muy enriquecedor y he tomado conciencia de algunos de los problemas de Chamartín”. Y añadió “el urbanismo condiciona la vida de los ciudadanos y en el caso de las mujeres aún más. Tendría que ser al revés, que el urbanismo pusiera facilidades”. También en Chamartín, la zona percibida como más peligrosa es la de alrededor del transporte público, en este caso, la Estación de Chamartín.
Lizeth apuntó que los talleres les dieron una visión de cómo el urbanismo impacta sobre tu forma de interactuar con la ciudad y con la gente que te rodea. “El urbanismo debe permitirnos interactuar entre nosotros, participar del exterior y vivir la ciudad”. En este sentido, el barrio de Las Tablas presenta muchos problemas sobre todo relacionados con la falta de infraestructuras y vida de barrio. Como expuso Inés Novella, “algunas de las mujeres participantes en los talleres y las marchas se dieron cuenta de que mientras tuvieran coche y pudieran conducir podrían vivir bien en Las Tablas, pero vivir el día a día sin disponer de coche podría ser complicado”. Trasladarse a otras zonas de la capital donde encontrar más vida de barrio se presenta antes ellas como una posibilidad cercana, si no mejora la situación.
Tras la charla, se invitó a todos los presentes a participar en el proyecto, dibujando su propia experiencia como usuarios de la ciudad. Todo el que quiso, pudo marcar en unos grandes mapas, aquellas zonas que les parecían más seguras y las que percibían como inseguras, y las que les parecían más o menos accesibles.
El trabajo que se ha hecho con las mujeres en este proyecto es tan solo una parte de un proceso más grande, concluyó Gema Del Pozo. El área de Compromiso Social de DCN trabaja con la ciudadanía y los resultados de esos trabajos se trasladan al equipo técnico. “Nuestra intención es seguir trabajando junto a las mujeres en todas las fases que vengan. Queremos que ellas también tomen parte en la construcción y el diseño de la ciudad. Y, además, tener perspectiva de género en el urbanismo hace que hagas un proyecto mejor para todos, no solamente para las mujeres, y consigues tener en cuenta cosas que se te han podido escapar”. Todavía queda mucho trabajo por delante.