1 julio 2020
por Madrid Nuevo Norte
La reputación de la bicicleta como medio de transporte urbano no deja de crecer. Su uso mejora la movilidad urbana, la calidad del aire y la salud del ciudadano. Sin embargo, aún sólo el 0,5% de todos los desplazamientos de un día laborable en Madrid se hacen sobre una bici.
Así lo señala María Eugenia López Lambas, profesora de Transportes en la Universidad Politécnica de Madrid y subdirectora de Transyt-UPM, centro universitario de investigación dedicado a la movilidad: “La bicicleta, en la movilidad ocupacional por estudio o trabajo, es una buena opción y debe fomentarse porque es saludable para el individuo y para la ciudad”, explica. No obstante, la profesora advierte que no todos los viajes se pueden hacer en bicicleta, al menos en grandes ciudades. Para ella, la clave está en el reparto modal, “en dar protagonismo a los modos de transporte sostenibles, no sólo a la bicicleta, sino al transporte público y al modo a pie que, en Madrid, aunque no lo parezca, se utiliza mucho”.
Según datos del Ayuntamiento, cada vez que un madrileño utiliza la bicicleta como desplazamiento urbano cotidiano, pedalea un promedio de 30 minutos y recorre de tres a ocho kilómetros hasta llegar a su destino, sea éste su lugar de trabajo o centro de estudio, una tienda o el punto de encuentro con sus amigos.
La profesora López Lambas enumera los importantes beneficios de esta práctica, tanto colectivos como personales. “En cuanto a la movilidad, son múltiples: ambientales, menos ruido, reducción de atascos, ahorro de energía y ahorro de costes en el transporte, más allá del combustible o aparcamiento. Además, aumenta el espacio público, y esto es particularmente importante, pues se devuelve espacio al ciudadano. En tercer lugar, es una práctica saludable como actividad física”.
“Lo que está claro”, continua la profesora, es que la movilidad ciclista “no emite ninguno de los gases que afectan a la calidad del aire urbano, partículas, ni tampoco gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático, sobre todo CO2”.
Para poner en valor la aportación del uso de la bicicleta en la disminución de la contaminación urbana, López Lambas se remite al informe “En bici, hacia ciudades sin malos humos”, de la Comisión Europea, que además de señalar el notable ahorro de consumo energético y de contaminantes, apunta a una importantísima reducción de otros factores frente al coche, como el consumo de espacio del vehículo o incluso el riesgo de accidente.
Los beneficios para la salud de quien toma los pedales es uno de los argumentos de peso para pasarse a la bici. En ese sentido, la profesora destaca un dato poco conocido: “Los conductores de coche están más expuestos a niveles elevados de contaminación que los ciclistas ya que, en el interior del vehículo, la concentración de contaminantes es superior a la del exterior”. “Grosso modo”, explica, “un conductor aspira el doble de CO que un ciclista y un 50% más de NOX”.
Más allá de la contaminación, el uso a diario de la bicicleta suma muchos puntos para la salud. “Si no tienes ningún tipo de dificultad extraordinaria, es una actividad ampliamente validada por ofrecer beneficios en la salud física y emocional”, destaca Martín Fabián Fuentes, médico de la Selección Española de Mountain Bike y de la Selección Española de Ciclismo Adaptado, quien recuerda también que, al reducir la emisión de gases nocivos, “no solo mejora la salud del ciclista, sino también la de todos”.
El doctor Fuentes destaca cinco indicadores que pueden mejorar en nuestra salud pedaleando a diario: combate el sedentarismo, mejora el sistema circulatorio, supone un beneficio cardiovascular, reduce el estrés y contribuye a perder peso.
“La bicicleta como actividad recreativa, de transporte o deporte de moderada intensidad aporta clarísimos beneficios”, advierte el doctor, pero invita a la práctica regular de esta actividad para notar más mejoras. “Por ejemplo”, explica, “basta con ir y volver al trabajo para mejorar el sistema circulatorio, pero para otros beneficios como es la pérdida de peso, habría que hablar de un uso más regular”.
Este experto en salud y uso de la bicicleta destaca que el ciclismo puede mantenerse como medio de transporte prácticamente en cualquier edad, “porque es una actividad de bajo impacto sobre las articulaciones, al contrario que cuando se corre o levanta peso”. Es, por tanto, un medio de trasporte individual que puede acompañar al ciudadano toda la vida mientras no se tengan problemas sensoriales de oído o vista o pérdida de equilibrio.
¿Cómo evolucionará el uso de la bici en la ciudad, tras la etapa de confinamiento, en la que se ha disparado su uso deportivo? La profesora López Lambas no se atreve a vaticinar el escenario que se dibujara en la bautizada como nueva normalidad, ya que los fenómenos urbanos requieren de un análisis a medio y largo plazo más allá de situaciones coyunturales, “aunque sólo sea porque la capacidad del transporte público se va a reducir durante un tiempo al menos, la apuesta por los viajes en bici y a pie parece segura”, apunta.
“Todos los modos son necesarios, la cuestión es aumentar el porcentaje de los más sostenibles, entre los que, sin duda, está la bicicleta”, insiste la profesora, e incide en la necesidad de lograr que el ciclista se sienta seguro en sus trayectos. “Esto se consigue con zonas 30, carriles segregados, etc.”, apunta. También es importante la concienciación de los conductores, para la experta “demasiado habituados a disponer de la calle en exclusiva: el respeto mutuo es fundamental”. Y en cuanto a infraestructuras, destaca la necesidad de aparcamientos seguros.
En este sentido, el proyecto Madrid Nuevo Norte, que va a cerrar el gran vacío provocado por las vías del tren en el norte de la capital, integra desde sus inicios la bicicleta como medio de transporte prioritario, junto con la movilidad peatonal y el transporte público. Para potenciar su uso, el proyecto cuenta con 13 kilómetros de vías ciclistas. Una red para la bici que conectará las nuevas calles con los carriles bici existentes en los barrios vecinos, en continuidad con el Anillo Verde Ciclista y el carril bici de Colmenar. Además, se instalarán estaciones para su aparcamiento distribuidas por todo el trazado urbano.