19 abril 2022
por Madrid Nuevo Norte
Este proyecto municipal, que pone en valor la identidad de los barrios y desarrolla el sentido de pertenencia entre sus vecinos, arrancó en 2014 en Carabanchel.
La biblioteca digital municipal y las bibliotecas públicas municipales pusieron en marcha el proyecto, que lleva publicadas más de 3.500 fotografías, en gran medida gracias a las contribuciones de madrileños.
“Memoria de los Barrios” es un proyecto que el Ayuntamiento de Madrid puso en marcha en 2014, a través de la red de bibliotecas públicas municipales de Madrid y la Biblioteca digital Memoria de Madrid, para escribir la historia de la ciudad, pero no “la que cristaliza en los libros y registros”, como definía Miguel de Unamuno la historia oficial, sino aquella intrahistoria de todos los barrios. Según explica Gilberto Pedreira, director de la Biblioteca digital “Memoria de Madrid”, gracias a esta iniciativa que tiene su propia web “se recupera en el ámbito digital el patrimonio cultural conservado por los madrileños”. Esta gran colección de la memoria colectiva madrileña también se difunde a través de la Biblioteca Digital Hispánica y de Europeana, la biblioteca digital europea.
El proyecto “Memoria de los Barrios” no es nuevo, pues Madrid lleva recuperando la memoria histórica de los madrileños desde 2014. Arrancó en Carabanchel y dos años más tarde se extendió a Vallecas. Con el tiempo, se han implicado en mayor o menor medida las bibliotecas municipales de distintos distritos madrileños y en su web ya hay publicadas más de 3.500 fotografías de Arganzuela, Chamberí, Barajas, Carabanchel, Centro, Chamartín, Salamanca, Retiro, Ciudad Lineal, Puente de Vallecas, Tetuán, Moncloa, Aravaca y villa de Vallecas. Todavía están en fase de preservación y catalogación más de 9.000 imágenes.
Esta colección digital incluye fotografías, tarjetas postales y todo tipo de documentos que los madrileños conservan de sus antepasados. Constituye un fondo documental de la historia de Madrid a nivel artístico, antropológico y social que se integra en un repositorio municipal, que complementa los fondos documentales institucionales y enriquece la historia de la ciudad.
Los promotores de esta iniciativa animan a vecinos, asociaciones, fundaciones, parroquias y a cualquier colectivo a buscar, desempolvar y recuperar álbumes y documentos antiguos. “Nos sirve cualquier información que nos hable de los barrios y de la ciudad. No queremos que se pierda nada”, explica el director de la biblioteca digital “Memoria de Madrid”.
Los recuerdos de los madrileños son importantes porque aportan una perspectiva social y costumbrista al patrimonio histórico de Madrid. Según Gilberto Pedreira, no hay tanta información oficial en museos, archivos y bibliotecas de algunos periodos de tiempo, como ocurre con las décadas de los 40 y 50 del pasado siglo, y solo es posible conocer la evolución de una calle o barrio a través de las imágenes que donan los vecinos. De hecho, “el grueso de la documentación que tenemos está formado por imágenes a partir de los años 40 porque fue cuando se democratizó la fotografía”, detalla Pedreira.
Estos documentos proporcionan información sobre el estilo de vida de nuestros antepasados: cómo eran las bodegas, cafeterías, comercios, las barberías o los autobuses, cómo era la moneda con la que se pagaba en los bares de Vallecas o el pase a título personal autorizando la entrada a la Real Casa de Campo. Son postales costumbristas que cuentan cómo vestían los madrileños y cómo han evolucionado las modas y los juguetes, cómo se divertían y cómo los jóvenes improvisaban partidos de fútbol o corridas de toros en informales campos y cosos de tierra, respectivamente.
También nos muestran cómo las viviendas se adueñaban del campo o las calles eran un descampado cuyos desniveles daban juego a los chiquillos. Se aprecia el nacimiento de nuevos barrios con los que Madrid se iba transformando en una gran urbe y se da testimonio de la demolición y desaparición de edificios emblemáticos, como la cárcel de Carabanchel. También nos permiten conocer cómo el Metro llegó a lugares que todavía tenían un carácter muy rural, los oficios tradicionales que ya se han perdido, así como la localización dentro del casco urbano de algunas fábricas, que atrajeron a miles de personas de distintos lugares de España pero que fueron trasladadas posteriormente a los polígonos industriales.
El director de la biblioteca digital “Memoria de Madrid” aclara que “Memoria de los barrios” no es un proyecto efímero, sino una iniciativa que nació con futuro. “Es autosostenible porque utiliza la plataforma de la biblioteca digital y la red de bibliotecas públicas de distrito y aunque la biblioteca digital pueda desaparecer algún día, las municipales nunca lo harán. Dependemos de nosotros mismos y eso es una garantía”, afirma.
Las bibliotecas públicas municipales y la biblioteca digital trabajan en equipo. Mientras que la biblioteca digital de Madrid aporta la plataforma tecnológica en materia de difusión, catalogación y documentación y su plataforma informática, las bibliotecas públicas municipales son las que tratan directamente con el ciudadano: escanean la imagen, le entregan una copia digital al donante y contextualizan y catalogan la fotografía. “No se retoca nada porque son documentos históricos”, aclara Pedreira.
Cuando la biblioteca digital recibe la fotografía escaneada, adapta una copia para preservarla en el futuro y utiliza otra para su publicación en las distintas plataformas. Antes de su difusión, valida la información y establece las palabras claves.