24 octubre 2019
por Madrid Nuevo Norte
Alguien con un libro busca la luz”. Con esta breve frase sintetizó hace medio siglo el arquitecto estadounidense Louis Kahn el punto de partida para crear una biblioteca. Y es cierto que muchos de estos edificios consagrados a la lectura tienen un vínculo especial con la iluminación de sus espacios. Salas bañadas por el sol, a veces de una forma espectacular, otras veces sutil, pero siempre con el objetivo de crear ambientes que propicien la concentración y la imaginación.
Refugios del conocimiento, las bibliotecas son edificios muy especiales y llenos de significado. Por eso, cuando el 24 de octubre de 1992, en pleno conflicto de los Balcanes, la Biblioteca Nacional de Bosnia y Herzegovina fue bombardeada y destruida en la ciudad de Sarajevo, la comunidad internacional eligió esa fecha para reivindicar la importancia de estos depósitos de la cultura.
Con motivo del Día Internacional de las Bibliotecas, repasamos en este post algunas de las bibliotecas más singulares de Madrid. Todas las que listamos destacan por su arquitectura, su ubicación o por su importancia institucional, pero hay decenas más en la capital, cada una con su encanto y con personalidad, y merece la pena sumergirse en todas ellas.
Esta lista tiene que comenzar, forzosamente, por la Biblioteca Nacional, la más notable de Madrid tanto por sus excepcionales fondos como por su imponente arquitectura clasicista, en pleno paseo de Recoletos. El edificio se inauguró en 1896 y se ubica, de hecho, sobre el solar que ocupó en su día el convento de Agustinos Recoletos del que toma el nombre este tramo del eje de la Castellana. La institución evolucionó a partir de la Real Librería Pública, fundada en el siglo XVIII en un pasadizo que unía el Palacio Real con el monasterio de la Encarnación.
Aunque hace falta acreditar la cualidad de investigador para poder acceder a su colección de volúmenes antiguos, incunables, manuscritos estampas, etc., cualquiera puede, con un carné de lector, hacer uso de su sala de lectura y acceder a los fondos más modernos.
Fruto de una exquisita intervención arquitectónica que conservó el carácter de las ruinas de la antigua iglesia barroca de las Escuelas Pías para darle el uso de biblioteca, introduciendo elementos modernos que conviven con los antiguos de forma respetuosa. Para poder disfrutar de su especial atmósfera creada por el arquitecto José Ignacio Linazasoro, habrá que esperar a que concluyan las obras de rehabilitación que actualmente mantienen cerrada la biblioteca.
Obra del mismo arquitecto que la anterior, Linazasoro, y para la misma institución universitaria, la biblioteca central de la UNED es otro de los lugares en los que merece la pena pasar horas de estudio o lectura. Su patio central de planta circular, bajo el gran lucernario de la cubierta, proporciona las condiciones perfectas para la concentración.
Obra del arquitecto francés Jean Nouvel, la biblioteca del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía forma parte de la ampliación de esta institución que fue construida en 2001 y que hoy es ya uno de los conjuntos más visitados de Madrid. Con capacidad para 250.000 volúmenes, su interior de madera de tonos rojizos y la iluminación de su inmensa lámpara, manufacturada en la Real Fábrica de Cristales de La Granja, le dan una identidad inconfundible.
La escritora Ana María Matute expresó su pasión por las bibliotecas en la inauguración, en el año 2013, de este espacio de cultura que lleva su nombre en el distrito de Carabanchel: “Una biblioteca es donde yo me siento mejor siempre. Entrar en una biblioteca es encontrarme en mi hogar más mío”, sentenció entonces.
El edificio de RSP Arquitectos, que deja ver su gran estructura de acero triangulada y la incorpora como parte fundamental de su imagen, disfruta de unas inigualables vistas a la cornisa de Madrid. Todo un remanso de paz junto a la castiza pradera de San Isidro.
Este espacio es uno de los grandes desconocidos entre las bibliotecas madrileñas, posiblemente por su ubicación, bastante aislada, junto al palacio de la Moncloa. Aunque si hablamos de la imagen exterior del edificio, la cosa cambia, ya que muchos lectores identificarán la famosa “Corona de Espinas”, el edificio construido por Fernando Higueras en 1966 y que ha acogido diversos usos institucionales desde su construcción hasta llegar a ser la actual sede del Instituto de Patrimonio Cultural. En el corazón del edificio, la biblioteca se estructura en tres anillos circulares presididos por un enorme óculo que baña de luz sus estanterías y espacios de lectura.
La antigua fábrica de cervezas El Águila, en Arganzuela, fue transformada en 2002 para albergar el archivo regional de la Comunidad de Madrid y la biblioteca Joaquín Leguina. Este complejo cultural combina la estética industrial de principios del XX y sus juegos de ladrillo en estilo neomudéjar con las formas modernas y rotundas diseñadas por el estudio de arquitectura Mansilla+Tuñón.
El visitante tiene la impresión de haber entrado en la “casa magnética” de un parque de atracciones. Y es que suelos, paredes y techos están inclinados en este espacio experimental, obra del arquitecto Andrés Perea. La biblioteca se inauguró en el año 2000 y se encuentra en el distrito de Fuencarral, muy cerca del hospital Ramón y Cajal y separado de éste por la carretera de Colmenar.
Son muchos los gabinetes y bibliotecas del siglo XIX y principios del XX que quedan en Madrid ligados a instituciones llenas de solera. Espacios que nos llevan a otra época, donde la madera gastada de sus mesas y anaqueles y el bronce de sus lámparas y pasamanos suelen cobrar protagonismo, en ambientes llenos de encanto que nos retrotraen a la sociedad del siglo XIX y principios del XX. La biblioteca del Casino de Madrid es una de las más bonitas, pero merece la pena conocer otras como la del Senado, el Círculo de Bellas Artes, la Real Academia Nacional de Medicina, la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Navales o la del Ateneo de Madrid.