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El momento de disfrutar de las rosaledas de Madrid

  • Madrid

Inspiradas en la jardinería francesa del siglo XIX, las rosaledas madrileñas son auténticos oasis en la ciudad que despliegan una variada paleta de colores cada primavera.

 

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Pérgola florecida en la rosaleda del parque del Oeste de Madrid. Foto: Álvaro López/Madrid Destino.

 

El origen del cultivo de la rosa como planta ornamental parece remontarse a hace unos cinco mil años en la antigua China, pero la primera rosaleda, jardín dedicado íntegramente a la reina de las flores, con sus características pérgolas, es mucho más reciente: data de finales del siglo XIX. Se trata de la rosaleda del valle del Marne, cerca de París, creada en 1894 por Jules Gravereaux, un hombre de negocios que llegó a reunir miles de especies de distintas procedencias y antigüedades. Él mismo ayudó a crear posteriormente la célebre rosaleda de la Bagatelle, en el parisino parque del Bois de Boulogne y a recrear la colección de rosas cultivadas por Josefina, la primera mujer de Napoleón Bonaparte, en el château de Malmaison.

España no se mantuvo ajena a esta influencia y concretamente en Madrid encontramos buenos ejemplos de rosaledas cuya floración alcanza su esplendor entre los meses de mayo y junio.

 

Cuadro de rosas junto al paseo de las estatuas del Real Jardín Botánico.

Cuadro de rosas junto al paseo de las estatuas del Real Jardín Botánico.

 

Rosaleda del Real Jardín Botánico

La rosaleda del Botánico, actualmente en proceso de restauración, ocupa casi 3.000 metros cuadrados en un lugar destacado del jardín histórico, junto a la puerta del Rey que diseñó Francesco Sabatini.

Esta histórica institución dependiente del CSIC aclara que “la colección actual pretende reunir las especies más significativas en la historia del género, las que han dado origen a los distintos grupos o con las que se obtuvieron las variedades modernas”. Entre los cientos de especies aquí reunidas, se encuentran algunas silvestres, a partir de las que, en muchos casos, se han obtenido los híbridos y las variedades cultivadas actualmente en jardinería. También se pueden contemplar los rosales más antiguos, que adornaban los jardines europeos hasta la llegada de las especies orientales.

Especialmente valioso es el núcleo principal de esta colección de ejemplares antiguos, donado por la marquesa Blanca de Urquijo. Comparten espacio con los híbridos que se obtuvieron a mediados del siglo XIX “al cruzar los rosales cultivados en los jardines de países occidentales con las nuevas rosas que habían llegado de China desde finales del siglo XVIII, como la rosa de Bengala (Rosa chinensis), y principios del XIX, como los rosales de olor de té (Rosa indica)”, explica la institución. A lo largo de los años, se han añadido numerosas variedades extranjeras.

 

Vista general de la rosaleda del parque del Oeste, en la ladera de la montaña de Príncipe Pío.

Vista general de la rosaleda del parque del Oeste, en la ladera de la montaña de Príncipe Pío. Foto: Álvaro López/Madrid Destino.

 

Rosaleda del parque del Oeste

De diseño simétrico, salpicada de estanques y pérgolas, y sobrevolada por el popular Teleférico, la rosaleda del Parque del Oeste fue diseñada en 1955 en la ladera de la montaña de Príncipe Pío por Ramón Ortiz Ferré, por entonces jardinero mayor del Ayuntamiento. El parque representa el mayor santuario de rosas de Madrid. En sus más de tres hectáreas crecen cerca de 20.000 ejemplares de unas 600 variedades diferentes.

Cada año, a mediados de mayo, la rosaleda acoge el concurso popular “Rosa de Madrid” y el Concurso Internacional de Rosas Nuevas Villa de Madrid, un certamen que suma ya más de 60 ediciones celebradas. Esta última cita se inspira en el centenario y prestigioso Concurso Internacional de Rosas Nuevas de Bagatelle, celebrado en París, que alimentaba la carrera entre los rosalistas profesionales por conseguir nuevas y más atractivas variedades.

 

Fuente del amorcillo en la rosaleda del Retiro, contigua a los jardines de Cecilio Rodríguez

Fuente del amorcillo en la rosaleda del Retiro, contigua a los jardines de Cecilio Rodríguez, autor de ambos conjuntos.

 

Rosaleda del Retiro

Cecilio Rodríguez creció entre parques y viveros y en 1914 fue nombrado jardinero mayor del Retiro. La rosaleda de este parque histórico y los jardines que llevan su nombre, que concibió como una extensión de la casa de fieras, son obra suya. Él mismo se encargó de su restauración tras la Guerra Civil.

Para diseñar la rosaleda, se inspiró en la más célebre de estas composiciones, la Bagatelle, que había diseñado Jean-Claude Nicolas Forestier diez años antes. Rodríguez viajó a París para empaparse de las ideas y traer diferentes especies.

Esta rosaleda, que hoy cuenta con más de 4.000 rosales, es de planta elíptica y está delimitada por un seto de arizónicas recortadas. Fue levantada sobre un espacio antes usado como pista de patinaje sobre hielo, junto a un invernadero de hierro y cristal procedente del palacio que tenía en el paseo de Recoletos el Marqués de Salamanca.

 

Rosas florecidas en el jardín de San Francisco el Grande, junto a la tapia que delimitaba el antiguo convento homónimo.

Rosas florecidas en el jardín de San Francisco el Grande, junto a la tapia que delimitaba el antiguo convento homónimo.

 

Rosaleda de San Francisco el Grande

Se ubica en el solar de 4.200 metros cuadrados junto a la basílica de San Francisco el Grande, donde se encontraba el antiguo convento de San Francisco hasta su demolición a mediados del siglo XX. El terreno se mantuvo en desuso hasta que en 2007 el Ayuntamiento lo convirtió en un jardín de dalias, que debido a su corto periodo de floración fueron posteriormente sustituidas por rosas. Actualmente cuenta con 21 variedades de rosales, planta con una mejor capacidad de adaptación al clima madrileño.

Por encontrarse en la zona de las Vistillas, la más alta del Madrid de los Austrias, ofrece unas magníficas vistas panorámicas de la ciudad. Junto a su terraza-mirador se encuentra el grupo escultórico El sueño de san Isidro, en el que un ángel induce a dormir al patrón de Madrid. Lo esculpió Santiago Costa en la década de 1950.

 

Rosaleda en los jardines del Campo del Moro, que se extienden desde el Palacio Real hasta el paseo de la Virgen del Puerto y la ribera del río Manzanares.

Rosaleda en los jardines del Campo del Moro, que se extienden desde el Palacio Real hasta el paseo de la Virgen del Puerto y la ribera del río Manzanares.

Jardines del Campo del Moro

Uno de los rincones más desconocidos de Madrid es el jardín circular de rosas que se encuentra dentro de los jardines del Campo del Moro, que se extienden a los pies de la fachada oeste del Palacio Real. Frondosas y centenarias especies vegetales, se alternan con explanadas de césped, caminos sinuosos, conjuntos escultóricos y chalets de estilo alpino en este espacio que bebe del romanticismo de finales del siglo XIX y por el que pasean a sus anchas los pavos reales.

e recreo y de caza para la monarquía desde el establecimiento de la Corte en Madrid, pero no se convirtió en jardín hasta el reinado de Isabel II. Se hizo en dos fases, la primera a cargo del arquitecto mayor de Palacio, Narciso Pascual y Colomer, que proyectó un diseño simétrico, con ejes regulares y fuentes monumentales. La segunda se hizo durante la regencia de María Cristina de Habsburgo, y estuvo a cargo del jardinero Ramón Oliva que, por influencia del romanticismo imperante, imprimió al jardín una estética más natural y orgánica.

 

Pérgola de rosales trepadores en flor en el céntrico jardín del Príncipe de Anglona. Foto: Ayuntamiento de Madrid.

Pérgola de rosales trepadores en flor en el céntrico jardín del Príncipe de Anglona. Foto: Ayuntamiento de Madrid.

 

Rosaleda del jardín del Príncipe de Anglona

Ni en tamaño ni en frondosidad puede competir con los ejemplos precedentes, pero en este jardín histórico, situado junto a la plaza de la Paja, los rosales que trepan por sus pérgolas dibujan una de las estampas más románticas de la capital.

Este recoleto espacio asociado al palacio contiguo y a sus sucesivos moradores, ha sufrido varias reformas, si bien conserva su estructura original, con sus caminos de ladrillo, su templete y sus fuentes. Si bien data aproximadamente de 1750, su aspecto actual es fruto del encargo que hicieron en 1920 los marqueses de la Romana al pintor y diseñador de jardines Javier de Winthuysen.

 

Manto de rosales floridos en el parque Cuarto Depósito, junto a las torres inclinadas de Puerta Europa, en plaza Castilla.

Manto de rosales floridos en el parque Cuarto Depósito, junto a las torres inclinadas de Puerta Europa, en plaza Castilla.

 

Rosaleda del parque Cuarto Depósito

Fuera de la zona histórica de la capital, junto a la plaza Castilla y sus icónicos rascacielos, un parque no demasiado conocido se extiende desde 2004 sobre la superficie del que fuera el Cuarto Depósito del Canal de Isabel II. Sus de más de dos mil metros cuadrados se sitúan a la sombra del reconocible depósito elevado de hormigón, que data de 1939, y junto a la sala de exposiciones Fundación Canal. Los límites de los muros de los depósitos ordenan los pasillos del parque, un espacio urbano reaprovechado para uso y disfrute público.

Esta escondida rosaleda, rodeada de estanques, frondosas pérgolas, lienzos de césped, resulta espectacular por la frondosidad, variedad y colorido de sus especies.

4 junio 2021

Autor

Madrid Nuevo Norte


4 junio 2021

por Madrid Nuevo Norte