11 mayo 2023
por Madrid Nuevo Norte
En Madrid Nuevo Norte vivimos con pasión las fiestas de nuestra ciudad. Y es que el mes de mayo, con su celebración regional del día 2 y su pradera de San Isidro en torno al 15, con sus rosquillas y su limoná, rebosa la esencia del Madrid más castizo y más cosmopolita. Un Madrid castizo que conserva sus tradiciones y que, al mismo tiempo, mira siempre hacia su futuro con ilusión.
Así que, con ese espíritu de celebrar lo nuestro, nos hemos liado la manta a la cabeza y hemos reunido un pequeño diccionario con algunos términos, expresiones y lugares que forman parte indisoluble de nuestra ciudad. Palabras que lo mismo provienen de nuestro pasado más histórico que de la jerga juvenil de las últimas décadas. Ya seas “gato” o madrileño de adopción, estamos seguros de que reconocerás muchas de ellas o incluso las habrás usado en más de una ocasión.
La imagen del barquillero rodeado de niños, con su ruleta que repartía la suerte en forma de barquillo es ya algo que sólo se ve en los días grandes de las fiestas de la ciudad, pero hubo tiempos en los que, al igual que los famosos organilleros, abundaban por las calles de la capital. Tanto, que aún son símbolo del Madrid más castizo.
El atuendo típico de Madrid surgió en el siglo XIX. Herederos de los majos y majas, manolos y manolas, chisperos y chisperas de siglos anteriores, los chulapos llevan toda la chulería y descaro popular, con su característico acento arrastrado que sainetes y zarzuelas recogieron, amplificaron y convirtieron en tópico.
También expresado como “dabuten”, “debuti” o “de abute”, se usa en Madrid cuando algo te parece excelente o estás totalmente de acuerdo. Tanto, que en su forma más antigua “de buten” la expresión ya la recogió Benito Pérez Galdós en sus novelas como parte del habla popular allá por el siglo XIX.
Junto con las gallinejas, y con permiso de los famosos callos, los entresijos son la máxima expresión de la casquería castiza. Inseparables de las fiestas populares y también del intenso olor a fritura que siempre los acompaña.
Sea el clásico Joy Eslava o un bar de Malasaña, sea una cueva en las Cavas o un club de moda instagrameable, si está en Madrid es más que probable que muchos se refieran a él, simplemente, como un “garito”.
El barrio de las Letras es conocido popularmente, con el nombre de una de sus calles más icónicas, la de las Huertas. Antaño cuna de composiciones literarias, reyertas y duelos del Siglo de Oro, desde hace décadas es conocido como una de las zonas más vibrantes de la noche madrileña.
Otro nombre muy madrileño. El pozo donde la tradición sitúa el milagro que el patrón de la ciudad protagonizó junto con su esposa Santa María de la Cabeza se puede visitar en el Museo que lleva su nombre, en la céntrica plaza de San Andrés. Los restos del matrimonio reposan, cómo no, en Colegiata de San Isidro, desde 1669.
Aunque no es palabra exclusiva de Madrid, es muy usada en la capital como forma coloquial de decir “caradura”. En origen, la palabra se refiere al hocico, nariz o morro de los animales, muy a menudo al del cerdo. De ahí que, de la cara dura, se pasase a la jeta para enfatizar aún más la desaprobación.
Barrio lleno de historia popular, punto de encuentro de culturas y ahora, también, de bares de moda. Lavapiés, con sus corralas y su carácter propio, es símbolo del Madrid que acoge a todo el mundo por igual.
Hubo un tiempo en el que la noche de Madrid era sinónimo de Movida: movimiento contracultural inclasificable, dejó un buen puñado de iconos de la música punk y pop, del cine y la fotografía, y también una fuerte resaca.
Más allá de ser un innegable símbolo deportivo, junto con su vecina Cibeles, Neptuno se erige desde el siglo XVIII como parte del programa ilustrado de ornato urbano, fuentes, jardines e instituciones científicas que estableció Carlos III para el Salón del Prado.
Arbusto o arbolillo típicamente mediterráneo de sabrosos frutos. Forma parte del escudo de Madrid desde el siglo XV y desde 1967 preside junto con el oso la Puerta del Sol, como punto de encuentro de locales y fondo de fotografías para visitantes y turistas.
Museo de talla internacional y paseo histórico del que parte el eje de Recoletos y Castellana. Desde 2021 forman parte del conjunto del “Paisaje de la Luz”, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Botellín. En la hora del vermú y acompañada de unas buenas tapas, esa medida de cerveza es todo un clásico de los bares, tabernas y tascas, sea en el Centro, en Chamberí o en cualquier otro barrio de la ciudad.
Mercadillo de hondas raíces y punto de encuentro tan castizo como cosmopolita, su singular oferta comercial no ha dejado de transformarse en más de 250 años de historia. Los domingos más madrileños pasan, inexcusablemente, por él y sus anticuarios, chamarileros, tenderos, coleccionistas y oportunistas.
Los madrileños más castizos lo tienen claro: no cogen un taxi: ellos “pillan un teki”. Aunque se puede aventurar que proviene de la abreviatura TX, su origen es una incógnita, pero su sonoridad rotunda ha hecho que esta expresión triunfe en las últimas décadas, junto con otros sinónimos igualmente populares como “peseto”, “pelas” o “teclas”.
Tomar las doce uvas de Año Nuevo es una costumbre 100% madrileña que se repite desde principios de siglo XX, vinculada al reloj de la Puerta del Sol, y que extendió por todo el territorio hasta convertirse en la tradición “oficial” del país. Una costumbre seguida en casi todos los hogares y retransmitida por las televisiones.
No nos engañemos: el sándwich mixto no es exclusivo de Madrid. De hecho, su otro nombre raramente usado en Madrid, “bikini”, proviene de un local de ocio de la Diagonal barcelonesa allá por los años 50. Lo que sí suena a Madrid, y mucho, es su presencia en todos los bares de barrio que merecen ese nombre y también el grito arrastrado, casi musical, del camarero cuando lo pide a cocinas.
Los madrileños no tienen por qué nacer en Madrid, ni mucho menos. Y el gran pintor de Fuendetodos aportó a la Villa y Corte un riquísimo imaginario de majas, tapices, y también fue cronista visual de un tiempo tan duro para los madrileños como lo fue la Guerra de la Independencia. No es de extrañar que en la ciudad abunden los homenajes a su figura: calle, parada de metro y esculturas públicas, una de ellas presidiendo el museo que más obras maestras suyas acapara.
Extendida más tarde por muchas otras regiones, la zarzuela es un género musical que nació en Madrid, allá por el siglo XVIII, tomando el nombre del palacio en torno al que se representaban sus escenificaciones barrocas. Y que también creció en esta ciudad que fue escenario de las primeras zarzuelas modernas, como ‘El Barberillo de Lavapiés’, y también de algunas de las más célebres, como ‘La Verbena de la Paloma’, ‘La Gran Vía’ o ‘Agua, azucarillos y aguardiente’, entre otras muchas.