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El alumbrado público que da vida a las ciudades

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  • Sostenibilidad

La evolución de los sistemas de iluminación urbana en distintas épocas y por distintas culturas ha traído la luz a la noche y modificado sustancialmente la vida en las ciudades.

Desde los sistemas más rudimentarios a los más sostenibles e inteligentes, pasando por los más ornamentales, repasamos los hitos de la historia del alumbrado público.

Aunque cueste imaginarlo, las calles de las ciudades no siempre estuvieron iluminadas. Candelas de sebo, lámparas de aceite, antorchas… Los romanos ya se las ingeniaban para combatir la oscuridad en sus vías públicas con luces que provenían de las casas, donde colgaban con cadenas lámparas del techo. También las ciudades islámicas, desde Bagdad a Córdoba, estaban iluminadas, mientras la mayor parte de Europa estaba sumida en la oscuridad durante la noche en plena Edad Media.

Europa continuó en una ‘oscuridad pública’ hasta que el alcalde de Londres, Sir Henry Barton, dictaminó en el siglo XV que todos los ciudadanos debían colgar luces en las ventanas de sus casas que dieran a la calle para que éstas tuvieran algo de luz en las noches de invierno. Esta iluminación obligatoria se extendió a París en 1524, donde se comenzaron a instalar farolas en la vía pública en 1558.

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Caricatura de época que muestra las reacciones de los londinenses a la instalación de las primeras farolas de gas en la avenida Pall Mall, en 1807. Foto: Science & Society Picture Library/ Getty Images.

Breve historia del alumbrado público en Madrid

Por las importantes transformaciones urbanísticas que impulsó en la capital, el rey Carlos III ha pasado a la historia como el “Mejor Alcalde de Madrid”. Fue precisamente durante su reinado (el 12 de octubre de 1766) cuando se implantó el alumbrado público madrileño. Para afrontar este trabajo, la ciudad se dividió en ocho grandes distritos con un total de 4.600 farolas atendidas por 115 mozos con 40 luminarias por cabeza. Estos operarios prendían con una mecha de ‘maroma de noria’ las farolas, colocadas a una distancia de treinta pasos en las plazuelas y calles anchas, y a sesenta pasos, en las calles más estrechas.

En un primer momento aquella iluminación sólo funcionaba entre los meses de octubre y abril .  Fue en 1774 cuando se amplió el alumbrado al año completo. Hasta 1832 la iluminación dependía del aceite, hasta que ese año cambió para que funcionase a través del gas.

El gas convivió durante muchos años con la electricidad en la capital, y las primeras luces eléctricas de la ciudad (a base de faroles con arcos voltaicos) se inauguraron en la Puerta del Sol, el 23 de enero de 1878, para celebrar la boda de Alfonso XII.

La evolución del alumbrado eléctrico madrileño tiene dos hitos señalados recientes: en 2015 se sustituyeron 225.000 puntos de luz antiguos por otros de tecnología led, y en 2020 se aprobó invertir 28 millones de euros para seguir la directriz europea de que todo alumbrado público se abastezca de luces led.

Alumbrado inteligente para un futuro sostenible

Un Led (light-emitting diode) es un diodo emisor de luz, y su   proceso de electroluminiscencia es más eficiente que el de incandescencia de las bombillas con filamento, ya que destina su energía directamente a generar luz y no calor. Su bajo consumo, larga vida útil y material resistente hacen que la tecnología led sea más económica y sostenible que las demás iluminaciones.

Esta última gran revolución lumínica aplicable al alumbrado público despegó en 1962, cuando el ingeniero estadounidense Nick Holonyak inventó el primer Led en el espectro visible, prediciendo que esas lámparas sustituirían a las incandescentes de Thomas Edison. Un proceso que culminó con la concesión del Premio Nobel de Física de 2014 a los tres científicos -Akasaki, Amano y Nakamura- inventores de las actuales bombillas Led de larga duración.

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Farola solar diseño de la empresa Siarq. En la era de la ‘smart city’ se están desarrollando farolas alimentadas por energía fotovoltaica capaces de recargar un vehículo eléctrico ligero o contar son sensores de contaminación conectados a centralitas, por ejemplo. Fuente: Siarq.

La Unión Europea ha acogido con entusiasmo la tecnología Led. Su ahorro de energía es solo una de sus ventajas, ya que su uso también se puede integrar en la iluminación inteligente de las ciudades mediante el control digital de los dispositivos. Hoy en día, se están desarrollando incluso farolas solares que, a su vez, permitan recargar una bici o un patinete eléctrico o alimentar a un sensor de contaminación, ruido, tráfico o meteorológico.

La iluminación de las ‘smart cities’ no es ya solo una cuestión de seguridad pública o ahorro económico. Con el aval de la UE, la LUCI (Lighting Urban Community International) reúne a 70 ciudades del mundo que emplean la luz como herramienta para el desarrollo social, cultural y económico. Su declaración de intenciones refleja que: “El alumbrado urbano puede jugar un papel determinante en el desarrollo sostenible de nuestras ciudades por su capacidad de organizar y estimular actividades urbanas, embellecer las ciudades y sus espacios urbanos y mejorar la calidad de vida de sus habitantes, participando activamente en la construcción de ciudades sostenibles”.

Valladolid y Málaga son las dos ciudades españolas asociadas al proyecto, y en la misma dirección se enmarcan los aspectos lúdicos de la iluminación y su novedoso empleo como recurso artístico que alcanza su máxima expresión en el video mapping, con auténticos festivales para disfrutar de la iluminación de calles y monumentos como el certamen de periodicidad anual LuzMadrid.

17 octubre 2022

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Madrid Nuevo Norte


17 octubre 2022

por Madrid Nuevo Norte