25 noviembre 2019
por Víctor Ruiz
La idea de impulsar un proyecto de regeneración urbana para cerrar la brecha que forman las vías del tren en el norte de Madrid veía la luz en 1993. Ese mismo año nacían María, Borja y Daniel. Hoy, los tres jóvenes trabajan en DCN, la compañía que hace 26 años asumió el reto de impulsar este proyecto de mano de las administraciones públicas. Esto les brinda una ocasión privilegiada de participar en el diseño de una ciudad de futuro, capaz de dar respuestas a los retos de su generación. Hablamos con ellos de su forma de entender el mundo y de su visión del Madrid del siglo XXI como una ciudad sostenible, pensada para las personas y que brinde oportunidades para todos sus habitantes.
Si por algo puede reconocerse esta generación es por su conciencia medioambiental y su preocupación por los efectos del cambio climático. “Somos la primera generación en la que ha habido un punto de inflexión. Tenemos en nuestra mano el poder construir un mundo mejor para todos”, recuerda Borja. “Gran parte del trabajo de nuestra generación debe consistir en la concienciación”, insiste Daniel.
Los tres tienen claro que las ciudades deben jugar un papel fundamental y que la apuesta por una movilidad sostenible es clave: “Si se mejora la infraestructura de transporte público no haría falta meterse en Madrid con el coche”, opina Daniel. “María destaca que el diseño urbano es otra de las claves para evitar desplazamientos contaminantes, y reivindica una ciudad compacta, en la que todo queda a mano uno pueda desplazarse a pie.
Cuando se les pide que imaginen el barrio en el que les gustaría vivir, a los tres les viene una imagen que tiene más que ver con la ciudad tradicional que con los nuevos desarrollos de la periferia. María lo define como, “una vuelta a la vida de barrio”. “Un barrio en el que veas un edificio de oficinas superalto, pero en el que también tengas tus zonas de esparcimiento y pequeños comercios, de esos en los que el frutero que ves todos los días te llama por tu nombre”, explica Daniel. “Y con multitud dotaciones, como colegios y, sobre todo, muchas zonas verdes”, matiza Borja.
Además del futuro del planeta, a los jóvenes de esta generación les une otras preocupaciones comunes. “Mi principal inquietud es la de poder conseguir un empleo de calidad y estable que me permita acceder a una vivienda”. Con estas palabras Daniel expone lo que, según datos del CIS, son los principales desvelos de los jóvenes españoles: el desempleo y el acceso a la vivienda. Los tres comparten esta idea y creen que, para ofrecer mejores oportunidades, Madrid debe apostar por un nuevo modelo centrado en la tecnología y el conocimiento y competir con otras ciudades europeas a la hora de atraer empresas y talento.
María Borja y Daniel están convencidos del poder transformador de un proyecto de la envergadura de Madrid Nuevo Norte para afrontar los retos a los que se enfrenta su generación. Saben que aspectos como la apuesta por el transporte público, la implantación de los últimos avances en materia de sostenibilidad o el gran centro de negocios que plantea esta actuación serán claves para impulsar una ciudad capaz de dar respuesta a sus inquietudes.
Son muy conscientes de que cambiar las cosas no es fácil, pero creen que están en el lugar apropiado para empezar a hacerlo. “Vamos a asegurarnos de que nuestro proyecto tenga un impacto a nivel global”, explica María. “Me parece que vamos por buen camino”, asegura Dani. “Madrid Nuevo Norte se va a ver, se va a sentir y va a cambiar Madrid”, concluye Borja.